miércoles, 10 de diciembre de 2008

La democracia argentina cumple hoy 25 años

La democracia argentina cumple hoy 25 años de vigencia continuada. Es un lapso suficientemente largo como para que muchos hayan olvidado la característica principal de aquel sistema al que la Argentina volvía el 10 de diciembre de 1983 después de una larga época de tormentos: su fragilidad.
El país venía de una larga serie de irregularidades institucionales. Lo excepcional se había convertido en hábito: lo normal hasta los años 80 era que los gobiernos civiles fueran interrumpidos por golpes militares. Nada demasiado sólido garantizaba que, esta vez, las cosas serían distintas.
Muchos de los que llenaron la Plaza de Mayo para acompañar la asunción presidencial de Raúl Alfonsín coreaban la consigna "por diez años más" como una expresión de deseos, en cierto modo, utópica. Todos se preguntaban, en el fondo, si el nuevo régimen resistiría tanto.
El propio Alfonsín, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, había alimentado aquella mañana el conjuro. "La Argentina pudo comprobar hasta qué punto el quebrantamiento de los derechos del pueblo a elegir a sus gobernantes implicó siempre entrega de porciones de soberanía al extranjero, desocupación, inmoralidad, decadencia, improvisación, falta de libertades públicas, violencia y desorden. Mucha gente no sabe qué significa vivir bajo el imperio de la Constitución y de la ley, pero ya todos saben lo que significa vivir fuera del marco de la Constitución y de las leyes", decía.
Eran alardes de fortaleza, seguramente necesarios, de una democracia que nacía amenazada por múltiples razones. Los 25 años transcurridos no deberían ocultarnos aquel crucial detalle.
La conciencia y la memoria política despuntan no antes de la adolescencia. Por lo tanto, a los millones de hombres y mujeres que nacieron después del 10 de diciembre de 1983, y que, por lo tanto, siempre han vivido bajo un régimen democrático, habría que sumarles los que comenzaron a seguir el itinerario de la historia argentina a partir de ese momento y que no tienen recuerdos vívidos de los episodios anteriores. Ellos (y los mayores de 40 muy desmemoriados) pueden incurrir en el error de creer que siempre la democracia tuvo la firmeza que tiene hoy, cuando, pese a lo mucho que no ha podido resolver y a la torpeza de sus gobernantes, no corre riesgo alguno de ser interrumpida.
Tres tipos de amenazas
Durante toda la década del 80, el sistema logró resistir amenazas de tres distintas clases. Las primeras -y, por supuesto, las más fuertes- fueron las de orden militar.
Cinco días después de asumir, el nuevo mandatario sancionó los decretos 157 y 158. Por ellos se ordenaba el procesamiento de los líderes guerrilleros del ERP y Montoneros y también el de los jefes de las tres juntas militares que se habían hecho cargo del país desde el 27 de marzo de 1976. El mismo día, el 15 de diciembre de 1983, Alfonsín envió al Congreso el proyecto de derogación de la llamada "ley de autoamnistía", dictada por el general Bignone.
Casi un año después, en 1985, se conocían las sentencias de reclusión perpetua para Jorge Videla y Eduardo Massera, de 17 años de prisión para Roberto Viola, de ocho años para Armando Lambruschini y de cuatro para Orlando Agosti. Cuando los procesos comenzaron a extenderse, el descontento de los oficiales de menor rango derivó en una serie de levantamientos protagonizados por oficiales jóvenes al mando de jefes un tanto excéntricos (Aldo Rico y Mohamed Alí Seineldín), pero a los que ningún uniformado aceptaba poner en caja.
Durante la insurrección de la Semana Santa de 1987 se hizo famoso hasta el clisé el lentísimo desplazamiento de los tanques del general Ernesto Alais, que no llegaron nunca al foco de Campo de Mayo. Pese a que los cabecillas negaban que su propósito fuera destituyente, era cierta y palpable la impresión de que estaban mintiendo. Incluso legisladores muy cercanos a la Casa Rosada pusieron manos a la obra y vaciaron sus despachos en el edificio anexo del Congreso, convencidos de que la aventura democrática había llegado otra vez a su fin, cuando Alfonsín partió en soledad a entrevistarse con Rico. De aquel dramático momento quedó un recuerdo descontextuado: la concesión de la obediencia debida, la frase "la casa está en orden", la claudicación del Presidente, como si hubieran existido otras alternativas para mantener el barco a flote y navegando.
En los años 90, los indultos que dictó Menem acompañaron una política de debilitamiento castrense que llevó a la frontera de lo imposible una nueva irrupción militar en el escenario civil. Ni siquiera las anacrónicas reaperturas procesales dispuestas por Néstor Kirchner consiguieron reavivar ese frente.
Otra categoría de amenazas para la frágil democracia naciente que hoy llega, contra todo pronóstico, a los 25 años fueron los trece o los catorce paros generales (según quién y cómo lleven la cuenta) que los sindicalistas de Saúl Ubaldini le hicieron a un gobierno al que querían tumbar de cualquier modo.
Por último, hubo amenazas de un tercer tipo: la desilusión general derivada de las sobrepromesas de campaña, que, por supuesto, no pudieron cumplirse.
"Con la democracia se come, se cura y se educa", prometía Alfonsín desde las tribunas, induciendo a su pueblo a pensar que había una relación directamente proporcional entre un sistema de gobierno determinado y la salud o falta de ella de la economía. No la había, y ya en 1985 los seguidores del Presidente tuvieron que digerir el revés de ser convocados a la plaza para oír hablar de ajuste.
La democracia resistió eso. Se curtió de tal modo que sobrevivió en los años siguientes a circunstancias que hubieran sido fatales en otros momentos.
Pasó la prueba de fuego de 2001: los cuatro presidentes en un par de semanas. Resistió el grito violento de "que se vayan todos", que no significaba, necesariamente, que volvieran los otros. Tiene mucha tarea por delante. Tal vez lo que le falta ahora es imaginación y talento, pero ya no le falta tiempo. Y, dado que no existe un sistema mejor, es un paso adelante.


Mensaje a los Jovenes Argentinos del año 2000 por Juan Domingo Perón

"La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha."

Por eso, no dejemos en el olvido las palabras que nos dejo el General ya que es nuestro deber seguir luchando...gracias por no olvidar.

Ramiro.

Mensaje a los Jovenes Argentinos del año 2000 por Juan Domingo Perón

La juventud argentina del año 2000 querrá volver sus ojos hacia el pasado y exigir a la historia una rendición de cuentas encaminada a enjuiciar el uso que los gobernantes de todos los tiempos han hecho del sagrado depósito que en sus manos fueron poniendo las generaciones precedentes, y también si sus actos y sus doctrinas fueron suficientes para llevar el bienestar a sus pueblos y para conseguir la paz entre las naciones.Por desgracia para nosotros, ese balance no nos ha sido favorable. Anticipémonos a él para que conste, al menos, nuestra buena fe y confesemos lealmente que ni los rectores de los pueblos ni las masas regidas, han sabido lograr el camino de la felicidad individual y colectiva.En el transcurso de los siglos hemos progresado de manera gigantesca en el orden material y científico, y si cada día se avanza en la limitación del dolor, es solamente en su aspecto físico, porque en el moral, el camino recorrido ha sido pequeño.El egoísmo ha regido muchas veces los actos de gobierno y no es el amor al prójimo, ni siquiera la compasión o la tolerancia, lo que mueve las determinaciones humanas.Esa acusación resulta aplicable tanto a los pueblos como a los individuos. Cierto que en uno y en otros se dan ejemplos de altruismo, pero como hechos aislados de poca o ninguna influencia en la marcha de la humanidad. Es cierto que en ocasiones parece que se ha dado un gran impulso en favor de los nobles ideales y de las causas justas, pero la realidad nos llama a sí y nos hace ver que todo era una ilusión. Apenas terminada la guerra, ponemos nuestra esperanza en que ha de ser la última porque las diferencias entre las naciones se han de resolver por las vías del derecho aplicado por los organismos internacionales. Pocos años bastan para demostrarnos con un conflicto bélico de mayores proporciones el tremendo error en que habíamos caído. Hasta el aspecto caballeresco de las batallas se ha perdido y hoy vemos con el corazón empedernido como al cabo de veinte siglos de civilización cristiana, caen en la lucha niños, mujeres y ancianos.Apenas un conflicto social ha sido resuelto vemos asomar otro, de más grandes proporciones, no siempre solucionado por las vías de la inteligencia y de la armonía sino por la coacción estatal o de las propias partes contendientes más fuertes, no el del mejor derecho.Frente a esta lamentable realidad: ¿de qué han servido las doctrinas políticas, las teorías económicas y las elucubraciones sociales?. Ni las democracias ni las tiranías, ni los empirismos antiguos ni los conceptos modernos han sido suficientes para quietar las pasiones o para coordinar los anhelos. La libertad misma queda limitada a una hermosa palabra, de muy escaso contenido, pues cada cual la entiende y la aplica en su propio beneficio. El capitalismo se vale de ella no para elevar la condición de los trabajadores procurando su bienestar, sino para deprimirles y explotarles. Los poseedores de la riqueza no quieren compartirla con los desposeídos sino aceptarla y monopolizarla. E inversamente, los falsos apóstoles del proletariado quieren la libertad más para usarla como un arma en la lucha de clases que para obtener lo que sus reivindicaciones tengan de justas.No ha empezado a alborar el liberalismo económico cuando -para impedir sus aplausos- tiene el Estado que iniciar una intervención cada vez más intensa a fin de evitar el daño entre las partes y el daño a la colectividad. Pero tampoco su intervencionismo constituye un remedio eficaz porque, o es partidista, o busca anular las libertades individuales y con ellas a la propia persona humana.El mundo ha fracasado. Mas este fracaso, ¿será tan absoluto que no deje un mínimo resquicio a la esperanza?. Posiblemente podamos mantener el optimismo con la ilusión de que el avance de la humanidad hacia su bienestar es tan lento que no lo percibimos, pero de cada evolución queda una partícula aprovechable para el mejor desarrollo de la humanidad. El avance es invisible y está oculto por sus propios vicios a que antes he aludido, pero no por eso deja de existir.Se haría más perceptible si cada uno de nosotros se despojase de algo propio en beneficio de sus semejantes, si tratase de dirigir las disputas con la razón y no con la violencia. Dentro de mis posibilidades así he procurado hacerlo y, en este sentido, he orientado mi labor de gobernante. 200.10.121.123 ceibo.is.com.arálgame por lo menos la intención y sea ella la que juzguen y valoren mis críticos del porvenir.La humanidad debe comprender que hay que formar una juventud inspirada en otros sentimientos, que sea capaz de realizar lo que nosotros no hemos sido capaces. Esa es la verdad más grande que en estos tiempos debemos sustentar sin egoísmos, porque éstos nos han conducido solamente a desastres.En nuestra querida Argentina, el panorama descripto se ha sentido sin ser cruento, pero en el orden general, los hechos prueban que ha sido el acierto la resolución que ha precedido nuestra realidad. La independencia política que heredamos de nuestros mayores hasta nuestros días, no había sido colectivizada por la independencia económica que permitiera decir con verdad que constituíamos una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.Por eso nosotros hemos luchado sin descanso para imponer la justicia social que suprimiera la miseria en medio de la abundancia; por eso hemos declarado y realizado la independencia económica que nos permitiera reconquistar lo perdido y crear una Argentina para los argentinos, y por eso nosotros vivimos velando porque la soberanía de la Patria sea inviolable o inviolada mientras haya un argentino que pueda oponer su pecho al avance de toda prepotencia extranjera, destinada a menguar el derecho que cada argentino tiene de decidir por sí dentro de las fronteras de su tierra.Contra un mundo que ha fracasado, dejamos una doctrina justa y un programa de acción para ser cumplido por nuestra juventud: esa será su responsabilidad ante la Historia.¡Quiera Dios que ese juicio les sea favorable y que al leer este mensaje de un humilde argentino, que amó mucho a su Patria y trató de servirla honradamente, podáis -hermanos del 2000- lanzar vuestra mirada sobre la Gran Argentina que soñamos, por la cual vivimos, luchamos y sufrimos!"Juan Domingo Perón
Esta carta fue escrita por el Presidente Juan Domingo Perón y enterrada en la base de la Pirámide de Mayo para ser abierta en oportunidad del 150º Aniversario de la muerte del Gral. San Martín, o sea el 17 de agosto de 2000. Lamentablemente la intolerancia y el odio de la mal llamada "Revolución Libertadora" los llevó junto a tantos crímenes y vejaciones de la memoria colectiva del peronismo a desenterrar y destruir ese mensaje tan valioso. Los hombres de la resistencia del Movimiento Nacional Justicialista conservaron este valioso mensaje, que fue leído en la fecha y tal como lo pidiera el Gral. Perón por los jóvenes de la JUP, en Plaza de Mayo.

martes, 9 de diciembre de 2008

Se Lanzó la Escuela Federal de la JP

A las 19.00 horas del viernes 05/12/2008, el sobrio y exquisito auditorio de la Sede del PJ Nacional, en Matheu 130, del barrio de Once, lucía un lleno total. Más de trescientos militantes, delegados, dirigentes y funcionarios del ámbito de la Ciudad y la Nación, ocupaban, expectantes, todas las butacas y pasillos disponibles. Nadie quería quedarse afuera de una convocatoria tan necesaria como fascinante: el lanzamiento de una Escuela Federal de Formación Política."Queremos revitalizar los principios de la doctrina peronista con las reivindicaciones de ayer en el marco de los desafíos de hoy, y fomentar la cultura democrática, la memoria histórica y el compromiso con el Proyecto Nacional que encabeza la Presidenta de la Nación", dijeron, a modo de apertura, los compañeros de la Secretaría de Formación de la Juventud Peronista, anfitriones del acto.El panel fue un verdadero lujo. Flanqueados por dos enormes pinturas con los rostros de Perón y Evita, y a lo largo de una mesa pensada para los grandes acontecimientos, tomaron asiento el interventor del COMFER Gabriel Mariotto, el diputado nacional Remo Carlotto, el Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Carlos Tomada, los senadores de la Nación Daniel Filmus y Eric Calcagno, y el Secretario General del Sindicato de Vendedores de Diarios, Revistas y Afines Omar Plaini.




Un programa repartido en mano, anunciaba que la estructura de la Escuela, con una currícula de contenidos a desarrollarse en el tiempo, divididos en módulos por áreas temáticas, "hará posible que se le brinde a los cursantes la continuidad, contención efectiva, estabilidad e institucionalidad que un programa de formación, serio y responsable, requiere".El clima que flotaba en el auditorio, arriba y debajo del escenario, era distendido y claramente militante. Cuando les tocó exponer, ninguno de los panelistas dejó de celebrar la imprescindible tarea de que se puso al hombro la Juventud Peronista, y agradecieron, con emoción, que hayan pensado en ellos para formar parte, como docentes, de la Escuela que arrancará sus actividades educativas a partir del mes de marzo del 2009.Comunicación y Medios, Derechos Humanos y Sociales, Educación, Trabajo, Gestión en el Estado, y las profundas convicciones que debe tener un cuadro político ser gobierno, fueron los grandes temas por los que giró la presentación. A lo largo de más de dos horas, los invitados dieron una magistral clase de formación política, historia y gestión, haciendo especial hincapié en el compromiso que tienen con el proceso de transformación que nació en mayo del 2003 de la mano del compañero Nestor Kirchner y que hoy continúa con la presidencia de Cristina.

Sabemos que son los jóvenes quienes tienen y han tenido históricamente un rol protagónico en los procesos de transformación social, por esto la Escuela Federal de la Juventud Peronista se propone formar cuadros en los que la solvencia técnica sea una herramienta más al servicio de la actualización doctrinaria.Hoy estamos aquí como parte de una nueva generación comprometida con la patria justa, libre y soberana, y con la felicidad del pueblo, que fue y será siempre nuestra propia felicidad."

Fuente: Juan Cabandie (blog)